miércoles, 19 de mayo de 2010

Dadme una docena de niños sanos, bien formados, para que los eduque, y yo me comprometo a elegir uno de ellos al azar y adiestrarlo para que se convierta en un especialista de cualquier tipo que yo pueda escoger -médico, abogado, artista, hombre de negocios e incluso mendigo o ladrón- prescindiendo de su talento, inclinaciones, tendencias, aptitudes, vocaciones y raza de sus antepasados” Célebre frase de un conductista radical con el que comparto más bien poco o nada, ya sea por sus experimentos de dudosa ética, por su radicalismo radical o por su prepotencia empedernida. Y espero que por estas líneas ningún seguidor del susodicho me tilde de necia, si es que queda algún seguidor. Y al fin y al cavo, yo soy libre de expresar lo que me de la gana o que alguien venga y me diga lo contrario.
Sin embargo, hoy algó o más bien alguien me ha recordado esta mítica y polémica frase, en la que creo en parte desde una optia muy diferente. Y es que solo basta que te repitan hasta la saciedad que tú eres ésto o lo otro, para que al final termines creyendotelo o lo que es peor (o mejor, según se mire)termines convirtiénte en eso...Y el asombro y el desconcierto que produce cuando alguien se atreve a mirarte de un modo diferente, invitándote a que lo hagas tu también, para comenzar a descubrir un nuevo mundo...Ya está aqui la de las 5, deseosa de descubrir el suyo...

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