Si tubiera que describir en una palabra la experiencia de viajar a esta hermosa ciudad, lo haría de este modo.
Lisboa es el sabor de la nostalgia, el olor de los recuerdos olvidados en un baul.
El sonido de la melancolía de sus calles, la añoranza de lo perdido.
Si tubiera que quedarme con una de las muchas sensaciones que tube al recorrer sus calles empedradas y sus cuestas infinitas, al montarme en tranvía.... fue la que tube al subir al castillo, unos de los miradores más bonitos de la ciudad, atravesando empinadas callejuelas del barrio de la alfama, mientras se escucha un fado a lo lejos, solo puedes pararte y dejarte arrastrar por lo antiguo y por la nostalgia que inundan sus calles.
